domingo, 22 de diciembre de 2013

VA POR USTED, DON JOAQUÍN.

Foto de Opinión y toros
Ayer, repentinamente, nos dejó un insigne aficionado de nuestra Plaza de Madrid y documentalista taurino, don Joaquín Monfil. Abonado con solera, Joaquín ocupaba una de las delanteras más cercanas al vomitorio de la Grada 7, desde donde valoraba cada tarde de la temporada con su característico bigote oscuro y su voz grave. Los autores de este blog siempre nos acordaremos de sus demoledoras valoraciones en voz alta, llenas de ironía e interés. 
Acostumbrábamos a verle antes de entrar en nuestra grada, donde, antes de cada corrida, hacía sus valoraciones acerca de lo que había en los corrales y sobre otras cuestiones de la tarde. Era un enamorado del toro encastado y bravo, de la pureza del espectáculo, de la suerte de varas, de las cosas bien hechas que daban emoción y autenticidad a la Fiesta, Fiesta por la que sentía devoción a pesar de verla en proceso de derrumbamiento. Admiraba también, pasados los años, las crónicas de su tocayo Joaquín Vidal, crónicas de las que hablaba muy a menudo con admiración y desde la cercanía.



Escuchamos este año bastantes valoraciones suyas ocupando Luis y yo localidades anexas a la suya, con Rosa, Pepe, José Carlos, Facundo y José Luis; escuchar sus irónicos comentarios y sus críticas acerca de lo que en el albero pasaba era siempre interesante y el trato con él siempre agradaba, ya que era una persona abierta que compartía sus opiniones y que le gustaba dialogar. Esta temporada, al salir de la tarde de otoño en la que Cid volvió a ser un poco el que fue, recuerdo que nos contaba que, faenas como esa, eran las que daban sentido a esta  nuestra afición y las que nos reencontraban con esta Fiesta que ya no es, ni de lejos, la que fue. También nos contaba cosas sobre Paula y Romero, nos decía a los jóvenes que admiraba que sintiésemos afición en estos tiempos que corren y se alegraba de que hubiésemos visto esta temporada lidias tan emocionantes como las de la cuadrilla de Castaño.


Sentía bastante nostalgia de la Fiesta de antaño y era un adicto al toro bravo y en especial al de Santa Coloma, del que nos hablaba, entre otros muchos temas -como de los toreros antiguos, la suerte de varas, Gallito, etc.-  en las tertulias y en el boletín de la Asociación El Toro de Madrid, de la que era socio y defensor. Le echaremos mucho de menos los que en verano y fuera de feria nos sentábamos cerca suyo para escuchar sus comentarios, tan rigurosos, tan satíricos y tan acertados. Fue un ejemplo de aficionado, un hombre siempre respetuoso y educado, un maestro para los que le escuchábamos y un ejemplo de aficionado que nunca renegó de su visión de la Fiesta, defendiendo la pureza del espectáculo a viento y marea.
Los autores de este blog nos sentimos orgullosos por haberle tratado y haber compartido con él tardes de toros y mandamos desde aquí un caluroso abrazo a sus familiares y amigos.

GRACIAS, JOAQUÍN MONFIL.  
        Descansa en paz.



Luis Cordón y Emilio Roldán.




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