sábado, 16 de mayo de 2015

¿SUERTE DE VARAS? ¿QUÉ ES ESO?

Qué tardecita la del Santo Patrón, oiga, con esos toros de Parladé que lucían hechuras más de equinos que de bóvidos de lidia.
Qué tardecita han dado los primos - hermanos de la "Madre", tan escasos de casta y dureza de patas, y demostrando a la par que eso de ser apenas picados y venirse arriba en la muleta es cosa que solo puede llevarnos al abismo.
Qué tardecita de toritos con andares cochineros. ¡¡Cualquiera les daba medio puyazo, solo medio, en toda regla!!  ¿Para qué? Si eso de picar ya no se lleva, ya solo importa la muleta.
Qué tardecita deberán pasar los picadores cada vez que hagan frente a este tipo de corridas. O lo que es lo mismo, qué tardecita deben pasar la mayoría de los picadores cada vez que se enfundan la calzona. ¡¡Cáspita!! Soy yo, que no vivo del oficio y me entran los siete males cada vez que pienso que a la suerte de varas la quedan dos telediario, conque ellos no te quiero ni que contar. ¿Son conscientes de que de aquí a dos días se pueden ver en la fila del INEM? Que sigan, que sigan defendiendo así de bien su profesión...

Qué tardecita ha dado Eolo, con su molesto y constante soplar, venga para arriba y para abajo.
No ha sido este impedimento para que viéramos a un Miguel Abellán que ha estado bien con el primero, y horripilantemente mal con el cuarto. Una de las cosas que servidor reclama cada vez que escribe, es cargar la suerte y llevar al toro atrás. Y Abellán lo hizo con ese primero, siempre muy cruzado y bajando mucho la mano, aun yendo el toro con la cara mirando las musarañas. De uno en uno, llegó a dar algunos naturales francamente buenos, aunque la mala colocación del estoque a la hora de matar me hace cuestionar la verdadera valía del apéndice que se le otorgó. En el cuarto, qué cosas, la cosa fue radicalmente diferente. Trallazos desde la lejanía, mucho pico, y por supuesto un retorcimiento que a estas horas el hombre estará con la bolsa de agua caliente puesta. Y menos mal que pinchó, porque la cosa iba camino de otra puerta (chica) grande.

Tampoco Eolo fue impedimento para que Perera estuviera hasta que le sonaran los avisos dando pases, pases y más pases, y venga pases, y otros tantos pases, y después pases, y luego pases, y más tarde pases... ¿Alguien se acuerda de algo de sus interminables faenas? Yo es que a la trigésimoséptima tanda de trapazos ya  estaba dando cabezazos, siendo despertado por el "haaaalaaaaaa" que exclama la gente cuando sucede el bajonazo. Ah, y ha pasado otro año más sin que su apoderado, gran intérprete del toreo de capa, le haya enseñado siquiera a coger el percal. Pues nada...

Y Fandiño, que volvía después de aquella tarde gris. Y le habrá venido de perlas para su ánimo volver a escuchar las palmas en la plaza de Madrid, y ver cómo le pedían el despojo, aun no siéndole concedido por el buen criterio del funcionario de turno. El sexto, único ejemplar que no se paró en la muleta y ofreció varias arrancadas como para liar la marimorena, hizo la vida imposible al torero vasco. Los conformistas y palmeros jalearon incansablemente los muchos trallazos que dio, pero nunca más de dos sin tener que perder pasos al verse desbordado por el animal, y siempre descargando la suerte. El toreo y el dominio brillaron por su ausencia, e Iván Fandiño sigue dando razones para pensar que, de seguir en este plan, pronto le veremos como la suerte de varas: en el purgatorio. ¡¡Que no nos enteramos, que eso de picar es pasado, que hoy solo se lleva el pegar cuantos más pases mejor!! Pero yo, como que no me quiero enterar nunca de eso...

No hay comentarios:

Publicar un comentario