martes, 30 de agosto de 2016

ENTRE TODOS LA MIMARON, PERO ANTONIO LORCA SE LA CARGÓ, ¿NO?

Menuda ha liado Antonio Lorca, periodista del diario El País, con lo que escribió en el día de ayer. Seguro que si se lo llegan a contar, se lo hubiera pensado dos veces y, quizás, se hubiera mordido la lengua.
Lo de Antonio Lorca ha sido intolerable. Impropio de todo un periodista taurino. Vergonozoso y censurable. ¡¡Qué mal aficionado a los toros!! Y sobre todo, qué mal compañero de profesión, pues se la ha liado, y bien gorda, a unos pocos taurinillos de poca monta, pseudoinformadores y pagafantas del taurineo, que a lo largo de esta madrugada y parte del día de hoy, me cuentan mis buenas fuentes, han colapsado las urgencias de los hospitales de toda España siendo atendidos de asfixia. Asfixia en su propia bilis, que la verdad que no ha sido poca. Así no, señor Lorca. No tiene usted vergüenza, mire que echarle la culpa del mal que asola la Tauromaquia a los propios taurinos, precisamente a ese putrefacto sistema que no ha roto un plato en su vida... ¡¡Mire que acordarse también en su escrito de sus colegas de profesión!!
¿No se da cuenta, señor Lorca, de que peca usted de cinismo?

Sí, señor Lorca, es usted un cínico y un hipócrita, y le voy a explicar por qué. Verá, aquí el único antitaurino que hay es usted, no le quepa la menor duda. Con gente como usted no nos hacen falta ni el PACMA, ni Unidos (ya no) Podemos, ni los boxeadores esos chatarreros que cada vez que hablan sube el pan (y baja la droga), ni nada de nada de nada de nada...
No mienta ni sea hipócrita, señor Lorca, que le hemos pillado. ¿Sabe por qué?

Pues mire, porque de que haya muchas ferias de provincias sin novilladas, y lo que es peor, plazas de tercera y portátiles donde las figuras no dejan una triste migaja a los novilleros, los cuales necesitan aprender el oficio y curtirse, la culpa, señor Lorca, es de usted.

De que se organicen taaaaaaantas ferias en las que los organizadores no pagan los mínimos a los toreros, y lo que es peor, que algunos de estos se malvendan y denigren su profesión y a sus compañeros, la culpa, señor Lorca, es de usted.

De que hayan desaparecido tantas ganaderías y encastes míticos que un día dignificaron la Fiesta y le daban variedad, señor Lorca, la culpa la tiene usted.

De que la suerte de varas esté prácticamente extinguida y apenas tenga importancia, señor Lorca, ¿Sabe de quién es culpa? Pues sí señor, de usted.

Oiga, señor Lorca, y lo que le ha pasado a Javier Jiménez en Bilbao, que no ha sido capaz nadie de darle la sustitución después de triunfar días antes en Las Ventas, ¿de quién es culpa? Sí hombre sí, de usted.

Y siguiendo el hilo de Javier Jiménez y teniendo en cuenta de que eso es solo la punta del iceberg en ese tema, ¿quién es culpable de que a los jóvenes que tienen muchas facultades se les corten las alas? Pues de quién va a ser, de usted señor Lorca.

Y sobre el fraude y la mala imagen que dan los toros que salen al ruedo escobillados, sangrando de los pitones y clamorosamente afeitados, señor Lorca, ¿qué tiene que decir? Usted no sé, pero yo lo tengo claro: que es usted el culpable.

Por cierto señor Lorca, ¿sabe que he visto muy alterado a su colega de profesión José Miguel Martín de Blas con su escrito? El de las retrasmisiones de Castilla la Mancha Televisión, efectivamente.
Pues sí, le llama antitaurino y dice que usted no respeta o no se qué. Claro, señor Lorca, usted también tiene la culpa de las bochornosos retrasmisiones de televisión que este señor capitanea. Vamos, que usted tiene la culpa de la pésima imagen que dan los festejos retrasmitidos por ese pobre mártir de usted y, además, usted le obliga a guardar silencio sobre ello y a no poner el grito en el cielo contra el fraude. ¡¡No faltaba más!!

También otro compañero suyo, Paco March, le llama antitaurino, ¿sabe señor Lorca? Es cierto, no me acordaba que es usted quien tiene la culpa de que en la tierra de su compañero March, Cataluña, los toros estén prohibidos. Ni Balañá, ni la lamentable gestión de Matilla en la Monumental, ni rábanos, señor Lorca. ¡¡Usted, usted es el culpable!!

¿Y qué me dice, señor Lorca, del negocio que hay escondido detrás del homenaje que se tributará al pobre Víctor Barrio en Valladolid? ¿No tiene nada que decir? Yo sí, desde luego: la culpa es de usted.

Oiga, señor Lorca, me estoy acordando también de los bailes de corrales que provocan las figuras cuando aterrizan en Madrid, la supuesta primera plaza del mundo. En especial, de los mamoneos que se trae el muñeco de Velilla de San Antonio sieeeeeeempre que torea por aquí. Recuerdo la última, aquella corrida de Jandilla rechazada que se sustituyó por una infame bueyada del Vellosino, y de la que misteriosamente desaparecieron dos toros, los dos más serios, que días antes sí llegaron a enchiquerarse en la misma plaza pero que no pudieron ser lidiados al suspenderse la corrida por lluvia. ¿Qué me va a decir, señor Lorca, que llegó usted, impuso la bazofia del Vellosino, y a esos dos toros antes mencionados se los llevó usted a escondidas esa misma noche y los dio el cambiazo por otros dos mojones? ¡¡Lo sabía, sabía que usted tenía mucho que ver con aquello!! Pobre Julián, que cargó con las culpas de algo que no había hecho. Si nunca ha roto un plato, la criatura.

Hablando de Madrid, me gustaría también hacer hincapié, señor Lorca, en el daño que causa usted a esa plaza. Usted es el responsable de programar tantas novilladas con chavales que no vienen preparados para pasar ese duro examen; y también tiene la culpa de tanto saldo ganadero en esta plaza, y de que los tendidos permanezcan vacíos de tarde
en tarde, siendo usted también incapaz y, por ende, el culpable de programar festejos sin el más mínimo interés para atraer al aficionado a la plaza.

Y señor Lorca, ya no hablamos de la alarmante falta de casta y bravura de la que hace alarde el toro actual, ni de lo vulgar que es el toreo moderno, ni de que se haya perdido el respeto al aficionado, ni de que este haya desertado las plazas harto y hastiado de tanto despropósito. Usted tiene la culpa de todo ello, no le quepa duda, pero seguro que los salvapatrias que en el día de ayer por poco se ahogan en su propia bilis al leerle a usted, darán palmas de alegría por ello. Tan contentos, es lo que buscan.

Y querido don Antonio Lorca, menos mal que hoy esos simpatiquísimos y encantadores (anti)taurinos a los que se refirió ayer no estaban hoy muy inspirados, que si no le culpan a usted también de la crisis económica, de que no tengamos Gobierno, del hundimiento del Titanic, de la traición de Judas Iscariote, y de su puñetera madre.

sábado, 27 de agosto de 2016

ANÉCDOTA MIUREÑA

Miura, bendita leyenda. Ganadería que nada tiene que ver con las demás. 
Una leyenda negra de desgracias que siempre ha planeado sobre los miureños. Inconfundible estampa. Incertidumbre en los momentos previos de lidiarse su corrida, "¿hoy qué saldrá, una bandada de seis hijoputas que nos harán pasar miedo? ¿Quizás una corrida dulce con la que los coletas podrán empacharse a torear? ¿O puede que una de esas borregadas infumables que también les suelen salir? Eso solamente lo generan los de la A con asas. Como también generan terror y aprehensión en todos los que se embuten en la taleguilla o se tocan el castoreño. Dice Ruiz Miguel, maestro curtido en mil miuradas, que el solo hecho de ver su nombre al lado de Miura en un cartel ya le generaba insomnio. O el Faraón de Camas, quien en una ocasión en la que se encontraba comiendo en un famoso restaurante sevillano, vio entrar a don Eduardo Miura Fernández por la puerta y, sin tan siquiera terminarse el primer plato, se levantó de la mesa y puso los pies en polvorosa, huyendo de allí como alma que lleva al Diablo, para acabar declarando después, al ser interrogado sobre por qué no mataba corridas de Miura, que "hasta me da miedo saludar a don Eduardo, ¿cómo voy a matar una corrida suya?".
Ese halo misterioso y legendario sólo lo tiene una ganadería en el mundo, la de Miura. ¡¡Qué goce la familia Miura, con cuyos toros han triunfado desde Lagartijo y Frascuelo hasta el Fundi, Rafaelillo, Escribano y, por qué no, Padilla; pasando a su vez por Gallito, Belmonte, Rafael el Gallo, Manolete, Diego Puerta o el Viti!! La mayor parte de la historia de la Tauromaquia, vaya (salvando, eso sí, a la inmensa mayoría de los que hacen eso del mejor toreo de la historia).

De la mítica vacada de Miura habla Filiberto Mira en su libro "El toro bravo, hierros y encastes", en el cual resalta esta curiosa anécdota que él mismo presenció, y que me parece digna de extraer:

Lo voy a contar, porque no es cuento, sino una realidad que presencié, y que me demostró que en los miuras no hay nada de mero tópico ni de falsa leyenda. Resultó que una noche fui a la plaza valenciana de la calle Játiva para presenciar una desencajonada, que son allí muy clásicas en las corridas de la feria de julio, pues a los aficionados les gusta ver los toros que por la tarde se lidian.
Como complemento de la desencajonada estaba anunciado un espectáculo cómico-taurino. Colocados los cajones al hilo de las tablas, fueron saliendo pacíficamente los toros que contenían. Agrupados los seis de cada ganadería fueron entrando en el toril, con suavidad, los de Benítez Cubero, Pío Tabernero y no recuerdo de quién otro.
Estaba previsto desenjaular en cuarto lugar a los miuras. En quinto y último, le correspondía el turno a media docena de hermosísima ejemplares de Pablo-Romero.
De la clausura de los cajones irrumpió en el ruedo, bajo la luz de los focos, el sexteto de los miuras, que por cierto lo hicieron muy alborotados y con gran espectacularidad. La vivacidad, los bramidos y el genio de estos impetuosos toros era algo totalmente diferente a los otros que habíamos apreciado. Cinco de ellos, aunque a regañadientes, pues se les notaba que no estaban cansados del viaje y querían pelea, entraron con estrépito en los chiqueros.
Uno de ellos, emplazado en los medios, se resistía y resistía a ser encerrado. Retornaron al ruedo sus hermanos de hierro y divisa a ver si se conjuntaba con ellos, y ni caso. Lo jalearon los mayorales, y él ni inmutarse. No le afectaron ni el ruido de las hondas, ni los reiterados intentos de los bueyes, ni han siquiera los golpes de las pedradas.
Pasaba el tiempo, se apagaron las luces dejando sólo encendida la de toriles a la par que se guardó absoluto silencio en el público. Pero no había nada que hacer, porque aquel toro decidió no moverse del ruedo, que estaba lleno de su arrogante presencia e increíble tozudez. Más de dos horas transcurrieron, y como al de Miura no había forma de convencerle, se decidió desenjaular la corrida de Pablo-Romero, a ver si de tal forma el pesadísimo morlaco de don Eduardo se enchiqueraba. Esta decisión de sacar a los otros entrañaba un enorme riesgo, pues es sabido que los que no son de la misma ganadería se extrañan mucho, y al juntarse suelen pelearse con furiosa saña.
Pensé que sería terrible la insólita lucha del indomable miura con el descomunal toro de Pablo-Romero. Efectivamente, con gran ímpetu irrumpió el primer torazo de Pablo-Romero en la arena, y nada más ver a su rival se arrancó hacia él a gran velocidad y con ansias de pulverizarlo. Tranquilo le observó el criado en Zahariche, que al ver llegarse al otro, a unos cinco metros, se limitó a estirarse como diciendo "¿a dónde vas tú? No te equivoques, que soy de Miura".
Ante la estirada del de Miura, se frenó en seco el atacante, le volvió la cara y, dando impresión como de estar poseso de un pánico insuperable, se introdujo a chiqueros lo más pronto que pudo. Los otros cinco de Pablo-Romero casi no se atrevieron a mirar al que emplazado continuaba, y de sopetón desaparecieron ligeritos del redondel. ¡Sin comentarios! Tanto tiempo transcurrió que hubo que suspender la parte cómica, y al día siguiente me dijeron que, engañado con un cubo de agua, lograron reducirle sobre las cinco de la madrugada. Es más, me contaron que, al darse cuenta de que le habían burlado, en vez de beber, destrozó el cubo y partió varias puertas de los chiqueros. A este toro, que fue nobilísimo al ser lidiado, le cortó las orejas Antonio José Galán. 
¡Toros de Miura, misterio de una ganadería inefable, que asusta hasta a sus semejantes los de Pablo-Romero, que nada saben de las muertes de "Espaetero", "Pepete" y "Manolete"!》.

FUENTE: El Toro Bravo, hierros y encastes (Filiberto Mira).

lunes, 1 de agosto de 2016

NOVILLADAS

Sigamos, no pasa nada. Sigamos maltratando a los novilleros, pilar fundamental de la futura Tauromaquia. Los ejemplos de Arnedo, Calasparra, Arganda del Rey, Villaseca de la Sagra, Algemesí o certámenes de novilladas sin picadores como el Camino hacia Las Ventas o la Ribera del Tajuña son honorables excepciones a la norma. Las novilladas están vapuleadas, pisoteadas. Vejadas por un sistema al que solo le importa facturar cuanto más dinero mejor, sin preocuparse de cuidar a las nuevas generaciones de novilleros y becerristas dándoles oportunidades para curtirse y aprender el oficio.
¿Por qué en ferias importantes, como Valladolid, como Guadalajara, como Ciudad Real, Murcia, Badajoz, Vitoria-Gasteiz o San Sebastián, por poner algunos ejemplos, no se da ni una mísera novillada?
¿Por qué en muchas plazas de tercera categoría se dejan las novilladas de lado para que vayan a torear las figuras del toreo? ¿Por qué nadie hace nada por cortar de raíz esa infamia que son los festivales sin novillero? Efectivamente, porque los que en esto mandan se preocupan únicamente de sus intereses individuales, y los intereses de la Fiesta se lo suelen pasar por el arco del triunfo, faltaría más. Luego, cuando hay que rellenar huecos en las numerosas novilladas que, por pliego, se deben celebran en Madrid, con novilleros que torean poquísimo y acusan la falta de rodaje, vienen los lamentos. Los lamentos de que en Madrid "se lidia un novillo descomunal y desproporcionado, y por ello llevamos no sé cuántas cornadas de novilleros este año". Es decir, que el problema, según esta banda de iluminados, no es que no haya novilladas, sino que el novillo que se lidia en Madrid es simplemente acorde a la categoría de esta plaza. La solución, pues, no es darles más oportunidades a los chavales para que aprendan y vengan con oficio al exigente examen que supone Madrid. ¡¡No, por Dios, acabáramos!! Esto se arregla bajando la exigencia que debe tener la que se supone plaza más importante del mundo. ¿Se puede ser más fariseo?

Esto es solo una parte de lo maltratada que está la novillería. Ayer, vía redes sociales, un novillero sin picadores llamado David del Castillo denunciaba que estaba anunciado para torear en Mijas, pero que finalmente no lo hacía porque "la empresa le obligaba a vender 80 entradas". Entradas de 50 euros las más baratas, en tendido alto de sol (95 euros la más cara, barrera de sombra). ¡¡50 euros una novillada sin picadores, en la que se lidian 3 erales 3!! ¿Cómo se puede ser tan sumamente cafre?
La noticia la hizo saber el propio novillero, y rápidamente el portal Cultoro la propagó para que todos nos hiciéramos eco de tal descalabro... Todos, excepto los salvapatrias de Simón Casas y Mundotoro, por supuesto, que seguramente estaban más pendientes de que en la novillada de Madrid no salieran novillos con todo el cuajo que les corresponde. Por suerte, la Unión de Toreros ha anunciado medidas al respecto.
Esto, porque al novillero en cuestión le dio un ataque de valentía y coraje, y no quiso morderse la lengua. Pero ¿qué no pasará por ahí de lo que nadie tengamos idea, porque a los pobrecillos no les queda otro remedio que tragar para poder cumplir su ilusión? La culpa, claro está, es del novillo que se lidia en Madrid, no nos comamos más la cabeza.

Eso sí, en todos los ámbitos de la vida siempre han existido clases y clases, y en esto no iba a ser menos. ¿Verdad señor Adame, de nombre Luis David?
Vaya con el júnior de los Adame, que en poco más de un año de novillero con picadores le ha dado tiempo a ser apoderado por la empresa de Madrid, a torear dos de las tres novilladas de la Feria de San Isidro, debutando en la primera además; a programarse una alternativa de lujo en Nimes, y hasta a decidir cuáles ganaderías quiere torear y cuáles no. Qué bien se lo montan algunos.

Y otros, la inmensa mayoría, penando y recibiendo miles de zancadillas por parte de este putrefacto sistema que solo mira por sí mismo, llevándose por delante de esta forma tan deleznable a la Fiesta. Pero la culpa es de Podemos, Izquierda Unida, PACMA, del Ché Guevara, de la mona Chita y de su puñetero padre. Ah, y de que en Madrid se lidia un novillo acorde a la categoría de la plaza, por supuesto.