martes, 16 de mayo de 2017

SEXTA DE FERIA: ME CUENTAN QUE...

Me cuentan los amigos que están por Madrid varias cosas sobre la sexta de San Isidro. Me cuentan, sobre la corrida de Lagunajanda, que ha roto todas las quinielas: quien más o quien menos, conociendo los antecedentes de este hierro y sus últimas comparecencias en Madrid, esperaban un desfile de animalitos blandengues y lisiados que apenas pudieran con su alma. Equivocados de remate todos.
La corrida de Lagunajanda no fue, según cuentan los buenos aficionados a los que me he remitido para interesarme por ella, una corrida con casta, ni con poder en varas ni con picante, pero tampoco llegaron al desastre que se esperaban de ellos. Y es que hubo toros para torear y para estar bien en doce o quince muletazos, suficientes para encandilar a la afición de Madrid. A algunos, hubo que levantarles el palo en el primer tercio, y a otros sí se les apretó, pero en general, salvo el primero, ninguno fue merecedor de ser arrastrado por los berrendos de la campanilla.

Me hablan también sobre los toreros, y no con lo que se suele decir muy buenas palabras. De Juan del Álamo me cuentan que es el mismo trapacero de siempre, pero que lo único que le ha cambiado es que esta vez no se ha llevado el típico despojo suyo de todos los años. 
De Jiménez Fortes me cuentan que muy valiente él, como siempre, pero que solamente con valor no es suficiente para entusiasmar, menos aún en Madrid.
Y de Román, me dicen que estuvo bien, pero bien de verdad, dejando a sus toros en suerte en el tercio de varas. Y también, que estuvo valiente y porfiando con tesón, pero otra cosa es que tuviera intención de torear, en el sentido estricto de la palabra. 

No dejan tampoco de hablarme del solemne cabreo que tienen pillado con la gente de la tele/portales/periódicos/panfletos/sup***madre. Por la cosa de que la gente "va amargada a los toros", y va "predispuesta a protestar" y a "meterse con los toreros" y toda esa parafernalia. Me pregunto si acaso no querrán que les tiremos flores y besos a los toreros cuando no anden finos. Me pregunto también si lo que buscan es que aplaudamos a los inválidos y los tomemos por aptos para la lidia, como si aquí todo sirviera. Me pregunto día tras día si acaso no será que la diferencia está en que no es lo mismo ver los toros pasando por taquilla, que verlos siendo un pagafantas pesebrero que tiene que quedar bien con todo el mundo para que el tinglado no se le vaya al cuerno. ¿Que nos quieren callados? Pues me temo que se quedarán con las ganas, al menos mientras en el ruedo haya toretes indignos de ser calificados como tal, y toreros mediocres ahí delante que se las dan de figuras. 

Un festejo más, un día menos. Y yo, agradecido y entusiasmado de estar rodeado de tan buena gente y tan buenos aficionados que me cuentan de maravilla cómo fue todo. 





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