domingo, 4 de junio de 2017

VIGESIMOCUARTA DE FERIA: ME CUENTAN QUE...

"Flor de Jara muy mal", fue el mensaje que recibí ayer noche cuando pregunté por la novillada de Madrid. Muy mal los santacolomas de Carlos Aragón Cancela por inválidos, descastados, mansos y, por ende, no hacer resurgir ni por un segundo aquella casta que hizo grande como ganadero al Excelentísimo señor Conde de Santa Coloma. Viendo pues lo de este año y lo del pasado, tiene mucho trabajo por delante el ganadero para que sus cárdenos sigan emocionando. Se lidió en tercer lugar un sobrero de Dolores Rufino que no mejoró ni muchísimo menos el percal de Flor de Jara.

Pregunto a mis buenos confidentes y amigos por los novilleros, y tampoco me contestan con pétalos de rosa. Que Juan Miguel se llevó un trastazo impresionante en su segundo novillo que heló la sangre al personal, del que afortunadamente salió sin consecuenciad graves aparentes, pudiendo matar al novillo de una estocada defectuosa que no fue impedimento para que el presidente, sin mayoría de pañuelos y sin razones para ello, concediera un despojo.
Sobre Alejandro Marcos, que el hombre se estrelló contra un lote infumable, dejando impronta una vez más en este ruedo, ya en las puertas de la alternativa, que gusta de hacer el toreo por el que en los años que corren algunos se hacen ricos, que no toreros de leyenda.
Y también toreó Ángel Sánchez, aquel chaval que hace poco puso boca abajo Madrid ante un novillo de La Quinta, aunque a algunos aficionados no le terminaran de convencer sus maneras, digamos, modernistas. En la tarde de ayer, ante los novillos de su apoderado, mostró eso mismo: maneras modernistas de pico, trallazos hacia fuera y desde fuera, nada de ajuste, pierna atrás y todas esas bonanzas de la Tauromaquia 2.0 que parecen llevar en serie la inmensa mayoría de los toreros.

Me cuentan, como colofón, que Iván García bregó al sexto novillo con enorme maestría y sobriedad, llevándose por ello la ovación unánime de la tarde; y que Jesús Robledo "Tito" destacó con los palos ante el mismo novillo. Y digo yo, que aunque una tarde sea infumable por diversos motivos, siempre queda algo bueno para el recuerdo.

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